El madrileño Museo del Prado es una de las pinacotecas más prestigiosas de todo el planeta. Un museo que tiene origen en las colecciones reales de pintura que atesoraba la monarquía española y que a finales del siglo XVIII se decidió reunir en un único museo.
Fue entonces cuando se le encargó al arquitecto Juan de Villanueva la construcción de un gran edificio en Paseo del Prado ubicado en el centro de Madrid. Ese sería el germen del actual museo, ya que tanto el edificio como las obras de su colección se han ido ampliando con el paso del tiempo. Si bien su zona más emblemática sigue siendo el edificio de Villanueva.
En cuanto a las obras de arte que se conservan en el Prado, los números son abrumadores. La colección incluye una 7.600 pinturas, un millar de esculturas y hasta 13.000 dibujos, grabados y estampas. Sin olvidar que unas 3.000 obras de su propiedad se exponen en otros lugares.
Obviamente no todo lo que posee el Prado está expuesto al público, ya que se necesitaría un edificio mucho mayor, sin embargo sí que cuelgan de sus paredes las grandes obras maestras que atesora.
De hecho, hay grandes pintores de la historia del arte que para conocerlos es imprescindible visitar el Prado. Entre ellos destacan dos de los más grandes artistas españoles, Diego Velázquez y Francisco de Goya. Del primero se exponen sus más aclamados lienzos como Las Meninas o Las Lanzas. Mientras que del segundo se pueden contemplar obras como Los fusilamientos del tres de mayo o sus célebres Majas, la vestida y la desnuda.
Pero entre las obras más importantes del Prado también aparecen creaciones de otros grandes genios de la historia de la pintura. Allí están una de las mejores colecciones del Bosco, u obras tan carismáticas de El Greco como El caballero de la mano en el pecho. Además también se exponen cuadros de Durero, Rafael, Rubens, Tiziano, Tintoretto y otros muchos.
Todas estos autores se convierten en los principales reclamos para visitar el Prado, y si se hace el recorrido por su interior por primera vez, lo mejor es hacer una selección de todo aquello que se quiera contemplar, para no quedar completamente agotado. Ya que la exposición de arte que ofrece el Prado permite que se puede repetir la entrada cuantas veces se desee y siempre se descubren obras nuevas e interesantes.